Juan José López
Martínez, terapeuta en Terapia Regresiva con una amplia experiencia y que trabaja como médico en el servicio de urgencias del hospital Santa María del Rosell, de Cartagena, va a intervenir el día 26/10/2013 en el Congreso "Vida después de la
vida". Volverá a Albacete para impartir una conferencia el día 8 de
noviembre y un taller de terapia regresiva vivencial los días 9 y 10, actividad anunciada en nuestro blog.
Para quien
desconozca esta temática, aportamos unas nociones básicas, extraídas del libro
"Terapia de Vidas Pasadas, un camino hacia la luz del alma", del Dr. José Luis Cabouli.
La posibilidad de
recordar existencias previas es una facultad inherente del ser humano. Aunque
no tengamos conciencia de ello, en el "disco duro" de nuestra memoria
subconsciente tenemos archivados los recuerdos de otras encarnaciones que, de
alguna forma, inciden en nuestra vida actual. Así como el aprendizaje realizado
en vidas anteriores se expresa en aptitudes en la vida presente, los traumas
del pasado se manifiestan en forma de conflictos emocionales. Cuando estas
emociones impiden el libre fluir en esta vida, llegó el momento de traer a la
conciencia el trauma original o nuclear para resolver el conflicto en su
origen. Es aquí cuando entra en escena la Terapia
de Vidas Pasadas, término acuñado en 1978 por el Dr. Morris Netherton y que se podría definir como una
técnica psicoterapéutica transpersonal, entendiendo por este término todas las
experiencias de la persona que transcienden el sí mismo para integrarse con la
conciencia cósmica. José Luis
Cabouli nos ofrece una
definición más simple para la TVP:
es una terapia del alma,
porque los dolores están en el alma y es el alma lo que hay que sanar. Por
medio de la TVP podemos ir a la raíz de nuestros dolores, al lugar y
al momento preciso donde se generaron esas fuerzas emocionales profundas.
Podemos encontrarlas, identificarlas y liberar esa energía atrapada, latente,
que está condicionando nuestra vida. Esto se logra vivenciando en el cuerpo el
hecho que originó esa emoción, permitiendo que encuentre salida a través de
nuestro cuerpo, experimentando las emociones y sensaciones físicas de esos
momentos. El cuerpo actúa como drenaje del alma, limpiando, purificando y
liberando esas energías enquistadas. Entonces se produce el alivio y la
comprensión surge en la mente. Al desaparecer la estructura del trauma, se
modifica todo el sistema psíquico y la persona alcanza un estado de comprensión
diferente y superior.
Durante el trabajo
de regresión hay una gran liberación de energía emocional, lo que produce una
reestructuración de los distintos niveles de conciencia. Se trata de una
experiencia personal y directa. El terapeuta no interpreta nada, limitándose a
conducir la experiencia, acompañando y asistiendo al paciente para que descubra
lo que tiene que descubrir. La vivencia es tan profunda que la regresión se
convierte en una experiencia vital que la persona incorpora a su historia
personal como si la hubiese vivido realmente.
Aunque hablemos de
vidas pasadas, la realidad es que para
el alma las vidas pasadas no existen como tales. Para el alma se trata de
una sola vida que transcurre alternativamente en dos planos, el físico y el
espiritual. Lo que sucede es que, como nosotros desarrollamos nuestra vida
consciente en el plano físico, nos hemos identificado con éste de tal manera
que creemos que somos el cuerpo; pero para el alma se trata de una sola vida y
los distintos cuerpos que utiliza solamente son instrumentos para llevar a cabo
las experiencias que necesita para su evolución. Para acentuar aún más nuestra
confusión, nosotros nos guiamos por el tiempo físico, que es lineal. Así,
cuando nos referimos a un cuerpo conocido, hablamos de una vida que transcurrió
hace cincuenta, cien o mil años, por ejemplo; pero para el alma el tiempo no
existe, sino que todo está aquí y ahora, al mismo tiempo, y esa vida o ese
cuerpo que para nosotros se extinguió hace mil años, para el alma es como si
acabara de acontecer o quizá esté aconteciendo todavía. Por lo tanto, opina el Dr. Cabouli que sería más propio denominar a esta
terapia como "Terapia de Experiencias en Cuerpos Pasados".
Para el alma, los
distintos cuerpos que utiliza son como ropajes. De la misma manera en que
nosotros nos cambiamos de ropa sin dejar de ser quienes somos, al cambiar de
cuerpo, el alma sigue con su identidad original. Al igual que nuestros
problemas no se resolverán por el hecho de cambiarnos de traje, para el alma
sucede algo similar. Por cambiar de cuerpo no se terminan los conflictos y las
experiencias traumáticas que quedaron sin resolver. Al volver a encarnar en un nuevo
cuerpo el alma trae consigo todas las emociones y sensaciones que no fueron
resueltas y reproducirá en su
nuevo cuerpo las condiciones físicas, emocionales y mentales de la experiencia
original. Esto significa que, en ocasiones, algunas enfermedades orgánicas,
incluyendo el cáncer, son una forma de reproducir una situación que no fue
resuelta por el alma.
Cuando la muerte en
una vida anterior tuvo lugar en circunstancias muy dolorosas, precedida por una
larga agonía y coincidiendo con el pico de todas esas sensaciones y emociones
dolorosas, en el momento en que el alma abandona el cuerpo físico, la
conciencia está tan inmersa y tan absorbida por todas esas sensaciones que ni
siquiera se da cuenta de que el cuerpo se murió, quedando atrapada en este
instante del tiempo y el espacio. El resultado de esto es que mientras la
persona está aquí, viviendo esta vida, una parte de su conciencia está atrapada
en otro tiempo y en otro lugar. Se
produce un atrapamiento de la
conciencia. En consecuencia, podemos entender que, aunque hablemos de
regresión, no se trata de una verdadera regresión, dado que la persona no
regresa a ningún lado, sino que ha estado allí todo el tiempo.
El terapeuta lleva a
la persona a revivir el trauma original partiendo directamente del síntoma que
presenta el paciente; un síntoma, una experiencia. Si esto no es posible, se
recurre a una inducción, esto es, cualquier técnica que permita traer a la
conciencia lo que está oculto en el subconsciente. Se trata de un ejercicio de
relajación asociado a técnicas de sugestión. Todo lo que se necesita es aflojar
los lazos que atan el alma al cuerpo físico. Una vez que el paciente ya está en
una vida pasada el terapeuta lo guía hasta que se encuentre con la experiencia
responsable de su problema actual. Una vez allí, el terapeuta debe trabajar las
escenas para obtener el máximo provecho de la experiencia y que ésta no sea un
mero acto de curiosidad banal. Debe conducir al paciente para que reviva el
hecho marcante responsable de su problema actual. Éste es el momento
trascendental de la terapia donde está el secreto y la alquimia de la sanación.
El paciente tiene que identificar el momento más terrible o traumático de la
experiencia.
Una vez que han sido
trabajadas todas las experiencias traumáticas surgidas durante la regresión
llegamos al final de la sesión. El paciente debe volver a su estado de
conciencia habitual. En realidad, puede hacerlo en cualquier momento, ya que,
con esta técnica, no está bajo hipnosis, sino en un estado expandido de
conciencia. Es bueno terminar la sesión con un cierre armónico y renovador.
Ahora que el paciente se ha desprendido de su carga emocional, está en
condiciones de crear un nuevo modelo interior, una nueva concepción y
valoración de sí mismo.
Nuestro recuerdo y
admiración a todos los maestros que han trabajado la terapia regresiva:
Pitágoras, Patanjali, Buda, Herodoto, los antiguos sabios hindúes, Albert de
Rochas, Fernández Colavida, Alexander Cannon, Joan Grant, Denis Kelsey,
Thorwald Dethlefsen, Edith Fiore, Brian Weiss, Morris Netherton, Foster Perry,
Michel Maluf, María Julia Moraes Prieto Peres, José Luis Cabouli, Juan José
López Martínez y muchos otros más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario